LOS BUENOS DESEOS

Y ello porque las canicas transparentes, sin imperfecciones, las más limpias, sin burbujas, solo esas, son las elegidas para transportar sus mejores deseos a las estrellas. Deseos de prosperidad, salud, comunión, armonía, amor y buenas voluntades.

Cada 12 lunas llenas los diminutos celebran la noche de los buenos deseos. En esa fiesta, en la que también se recuerda a los que ya no están, las canicas transparentes son transportadas a la gran esplanada. Allí, las familias y amigos eligen su canica transparente para llenarlas con sus mejores deseos para todos.

Cuando están completas puede escucharse el zumbido del aura que las rodea. Entonces hay que dotarlas de la fuerza para elevarse. Esa energía la aporta el fuego purificador, bastando con la llama de un mechero (de esos que todos hemos perdido alguna vez; ya sabemos quién los tiene).

El ritual de partida de estas canicas especiales se completa con el baño del humo azul, una ofrenda para los que ya no están que refuerza aún más la pureza de los deseos y dota a las canicas de un brillo azulado mágico.

Los diminutos despiden a la canica al partir hacia las estrellas. Cuando encuentren su lugar en la bóveda celeste, estallarán y los buenos deseos se esparcirán como estrellas fugaces. Si ponemos atención y pasión, en la noche podremos ver los destellos seguidos de estelas multicolor. Podemos entonces cerrar los ojos, pedir nuestros deseos y dormir tranquilos.

Y los diminutos también. Porque el trabajo está hecho.