OBRAS INDEPENDIENTES
En muchas ocasiones a los diminutos les gusta ser presentados en colecciones de obras que responden a una idea en común: su representación de la realidad, su trabajo incansable, o su reconocimiento ante grandes obras o artistas.
Pero hay momentos en los que su objetivo es mandar un mensaje único, directo, potente y claro sobre una realidad, un recuerdo, una inquietud, una ilusión, una emoción…
Los Diminutos reflejan esos momentos en obras independientes que reúnen en una sola obra la totalidad del mensaje. Unas veces de gran profundidad y otras más livianas.
Las obras independientes presentan estas ideas invitando a una reflexión, manteniendo la esencia del lenguaje de los diminutos: la humanidad.

Somos lo que somos por nuestro pasado, por nuestra historia, que nos traído hasta donde estamos y que, día a día, seguimos construyendo.
Del mismo modo, el trabajo de todo artista se construye sobre sus antecesores. Incluso de manera inconsciente, la historia del arte forma una parte esencial de nuestra sensibilidad artística. Aún sin saberlo, la imagen grabada a fuego en nuestra cabeza de la obra de los grandes referentes del arte es el germen de nuestras creaciones.
Pero hubo un principio, un “momento cero” en el que alguien sintió la necesidad de expresarse, sin más, a través de la pintura, sin que probablemente fuese consciente de que, con ello, estaba sentando las bases del arte, del lenguaje más universal que existe. No sabemos si sólo quería contar su vida, si creía que era una forma de atraer la caza, si era consciente de que su obra sería eterna… pero sí podemos afirmar que en aquel momento mágico empezó todo.
Mis diminutos han querido rendir su homenaje al primero de todos los artistas, al “creador” del arte, del que, en mayor o menor medida, todos sus sucesores nos inspiramos.

Sin embargo, el abuso ha llegado a generar dependencia y, a partir de ahí, conformismo y sumisión voluntaria a las nuevas reglas del juego.
Un juego creado por nosotros y al que jugamos con la tranquilidad de que lo conocemos y controlamos pero que, a día de hoy, parece habernos sobrepasado.
La Humanidad es un objeto obsoleto en manos de algo superior e incontrolable.
Los diminutos creen que van a la tierra prometida, donde no tenemos que hacer otra cosa más que dejarnos llevar… El conocimiento supremo, la inexistencia del error, la seguridad del acierto… todo eso está al final de los pasillos y salas que representan el devenir de la sociedad. Una vez más, se trata de separar a los “buenos” de los “malos”. La “Gran Creación”, la inteligencia artificial, se encarga de decidir… y sin margen de error. Las verificaciones son muchas, tantas como aspectos a controlar en nuestros cerebros, y el resultado es la selección de los que son merecedores de ese futuro perfecto; los que no lo son quedan, simplemente, eliminados.
El fondo blanco refuerza tanto la individualidad del diminuto como la colectividad de la Humanidad.
Una representación pseudo-estadística de la concepción de la Humanidad sobre sus expectativas de futuro.

En esta obra encontramos un diminuto aislado, separado de la multitud por río o un camino, representa la vuelta a casa, la inminente reintegración en la familia, los amigos, los momentos no compartidos; en definitiva, en la inmensidad de la humanidad. La separación que crea el río/camino nos muestra el recelo a la vuelta, a la necesidad de tener que dar explicaciones, el temor al rechazo… los obstáculos que hay que superar para volver a formar parte de un todo superior y pleno.

Como afirmó Aristóteles, somos animales sociales.
Aunque todos necesitamos nuestro propio espacio, nuestros momentos de soledad, y forma parte de nuestra propia esencia el “abandonar el hogar” y volar libre, lo cierto es que estamos concebidos (diría que incluso genéticamente configurados) para vivir en comunidad.
Sólo cuando el individuo forma parte de un todo mayor (una comunidad, una sociedad) puede llegar a desarrollarse plenamente como individuo. Y desde esa plenitud devolver a la comunidad todo lo que nos ha dado.
Por eso, la comunidad está siempre lista para festejar el regreso de los suyos. Muchos de los que ahora reciben al “hijo pródigo” también se fueron en su día, y también volvieron, y también fueron recibidos por la comunidad con los brazos abiertos.
Una mezcla entre expectación y alegría pues, en el fondo, la comunidad sabe que el recién llegado trae consigo experiencias y vivencias que enriquecerán al conjunto.

















En pleno siglo XXI la humanidad sigue mirando intrigada al pasado. Se siguen haciendo las mismas preguntas sin respuesta.
Un antiguo patio guardián de un gran misterio a punto de ser desvelado.
La puerta de la Panda, el pozo, guardianes de un gran secreto.
Una luz mística escapa de sus paredes.
Tres luceros son portados por un Rabino, un Imán y un sacerdote.
Tres colores, tres culturas convocan a sus fieles.
Pero esa… esa fue otra humanidad.
Desde las alturas la humanidad diminuta del siglo XXI es testigo de la comunión entre tres pueblos que habitaron este patio a lo largo de su historia.
La obra 2.000 años sin soledad fue creada en 2024 por los artistas Ricardo Renedo y Jesús Alcolea para la portada del libro del investigador y escritor Luis Devora. Una investigación sobre el patio que hoy habita el Consejo Consultivo de Castilla la Mancha en Toledo.

otras colecciones
S.O.S. NATURA
En ocasiones estas representaciones son homenajes a la música o la pintura, pero en otras son mensajes de peligro o advertencia.
Esta colección es un llamamiento a la humanidad sobre los animales en peligro de extinción.
El grito desesperado de la naturaleza ante nuestra tendencia destructiva, para recordarnos que todos nosotros juntos estamos llamados a salvar lo más preciado de nuestro planeta y a quienes los habitan.
ICONOS DE LA MÚSICA
Con esta colección los Diminutos nos envían un mensaje, una reflexión para nuestra humanidad. Solo organizados, en paz y comunión, conseguiremos retos imposibles. La unión hace la fuerza.
Esta colección es el fruto de más de tres años de trabajo.
Iconos de la música fue la colección elegida y creada para inaugurar el Museo Cromática de Toledo. El primer museo del mundo dedicado al instrumento pintado. Una original fusión entre las artes plásticas y la música. Una exposición que visitaron más de 15.000 personas.
LA GRANDEZA DE LO DIMINUTO
Una colección de obras que representan algunas de las mayores creaciones de artistas a través del lenguaje de lo humano. Reunidos por grupos y creando trazos sin más elementos que sus cuerpos y la sombra que proyectan, pueden construir imágenes de obras por todos conocidas; aportan el factor humano transmitiendo movimiento y actividad a la imagen creada.
La perfección del detalle y el psicológico uso del color dan lugar a creaciones asombrosas en las que la distancia en la contemplación juega un papel fundamental.
NINGUNO ME REPRESENTA
En su universo no hay divisiones ni ideologías ni políticas. Ellos saben de la importancia de mantenerse todos unidos para alcanzar sus objetivos.
LOS BUENOS DESEOS
TRANSPORTE DE CANICAS
CARRERA DE CANICAS
La velocidad y el giro constante multiplican la energía de los buenos deseos. Si el deseo crece, la canica gana peso y es más rápida en las grandes y lisas pendientes. Las ganadoras quedarán colmadas de buenos deseos y su cometido en este elemento (tierra) estará cumplido.
El premio para la canica por alcanzar la victoria es pasar al siguiente elemento (agua). Allí dará comienzo a su nueva vida y su nuevo cometido a manos de los Artesanos de la Trinidad Marina, pero… esa es otra historia.
TRILOGÍA DE LOS PROBLEMAS
EL BIEN MÁS PRECIADO
FONDOS MARINOS
Un nuevo y mágico mundo fosforescente oculto hasta ahora. Los diminutos presentan un mundo con fabulas y cuentos, grandes historias a través de relatos pequeños.
SURREALISMO DIMINUTO
Una nueva aventura nos espera a hombros de gigantes.
OBRAS INDEPENDIENTES
Pero hay momentos en los que su objetivo es mandar u mensaje único, directo, potente y claro sobre una realidad, un recuerdo, una inquietud, una ilusión, una emoción…